Brujiemos y comadriemos
- Ana María González Cruz
- 23 ene 2018
- 2 Min. de lectura
Brujiar es como muchas amigas le llaman a comadriar, a conversar, a chismociar con las amigas sobre experiencias, andares, tiniebl@s y saberes.
Sin embargo, debo decir que este brujiar no ha sido un legado heredado de cualquier persona, ha sido un legado de las Brujas más Brujas: mis amigas feministas por supuesto.
Digo que son las Brujas más Brujas porque son mujeres poderosas que han luchado por recuperar su lugar sagrado y digno de lo femenino.
Muchas y muchos, se espantarán si digo esto con tanta frescura, pero si van a buscar bruja en el diccionario encontrarán que se refiere a una persona que atrae con su poder, que es capaz de cambiar el razonamiento de otros con su poder (de convencimiento), es una persona con artes curativas que a través de remedios naturales alivia los dolores y pesares, incluso, es como se le llama a la lechuza, es decir, al animal totémico que es capaz de ver a través de la oscuridad.
Ahora, apuesto que todas tenemos un poco de brujas si lo vemos desde esta postura: quien de nosotras no se ha preparado un menjurje para el dolor de panza, un resfriado o un cólico.
Sin embargo, hay algo que nos falta en el poder brujistico, nunca era un poder que se ejerciera sola, era siempre en colectivo.
Nuestras ancestras nativas tenían esta costumbre cada vez que su luna (menstruación) llegaba, se reunían en un lugar aparte de los hombres, pues decían que era en este momento que existía una mayor conexión con la divinidad, es decir en nosotras se abría un portal especial que debía ser compartido con otras mujeres. Esta sabiduría se compartía y era respetada. Por ello, las mujeres aún conservamos esa costumbre antiquísima de hablar con las amigas y "adelantarle el cuaderno", ya sea para pedir consejo o simplemente para descargar los dolores, dudas, cargas o contar unos pecadillos pecaminosos.
¿Qué pasaría entonces si nos reuniéramos no sólo con las amigas? sino con otras mujeres para hablar y escucharnos, hermanarnos en el brujiar. Ésta sin duda sería un táctica poderosa para empoderarnos como hermanas, porque sí, el hetero-patriarcado no borró nuestro ritual brujístico, pero ey!! No podemos negar cuantas veces hemos dedicado horas a hablar mal de otras con gozo, y no hemos dedicado mucho a indagar que inseguridad o sombrita perversa se nos despierta con esa otra mujer que tanto nos molesta no más con existir.
Así que, queridas, el despertar de nuestro poder como mujeres que juntas ven a través de la oscuridad no tiene retroceso. Si estas aquí leyendo es porque en el fondo sientes esa necesidad de la magia brujistica de la hermandad femenina.
A brujiar comadres, a reconectarnos y a reinventarnos desde ese potenciar ancestral que siempre ha estado allí. Esa es mi propuesta en este brujiadero.

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